Nuestra piel sufre los contantes cambios climaticos, el aire, sol…la resecan.
Por ello debemos exfoliarla frecuentemente.
Mezclamos una cucharada de miel, una de azúcar y jugo de limón, con la mezcla resultante masajear la piel especialmente el mentón, a ambos lados de la naríz, la naríz y la frente por ser éstas las áreas donde se acumula mayor cantidad de secreciones sebáceas y células muertas.
Por último restiramos con un disco de algodón en agua tibia. Después aplicamos en el rostro crema hidratante.