Este dormitorio combina los tonos azul grisáceo y blanco para lograr un espacio súper sereno y relajado. La pared principal está pintada en un elegante azul grisáceo que aporta una sensación de calma, mientras que el resto del ambiente se mantiene en un blanco puro que amplía visualmente el espacio. Este contraste suave es ideal para quienes buscan un estilo moderno sin perder el toque cálido.
El mobiliario de líneas simples complementa a la perfección la paleta de colores, creando un ambiente armónico. Además, los detalles en madera clara y los textiles en tonos neutros aportan un equilibrio entre lo sofisticado y lo acogedor. Este dormitorio es el rincón perfecto para descansar y desconectar.